“Soy una mujer fuerte y con un día a día muy activo, supongo que debido al confinamiento forzoso que nos vimos sometidos, empezaron a dolerme cervicales, lumbares, se me dormían las manos y mi estado de ánimo no era bueno. Cuando decidí empezar a tratarme con osteopatía era porque vi que necesitaba ayuda, cada vez me encontraba peor. Gracias a las sesiones mi cuerpo y estado de ánimo fueron mejorando. Ojalá hubiera ido antes”.